Me pasé una semana tratando de convencer a Julieta de que la salida no es ingresar en un convento de clausura y dedicarse a contemplar la naturaleza en silencio y abstinencia. Si bien no tenía enormes expectativas respecto de la salida del sábado pasado, tampoco esperaba que las cosas salieran tan mal. A veces, las ideas que nos hacemos de los otros están tan teñidas de lo que queremos ver, que nos volvemos incapaces de prevenir potenciales desastres.
Potencial desastre es lo que puede ocurrir hoy, precisamente, si Julieta hace caso omiso al mensaje que acabo de responderle.
Hace unos minutos, recibo el siguiente mensaje: “me llamo. q hago?”
En el universo de Julieta, sólo una persona puede llamar un viernes a esta hora y generarle ese mambo en la cabeza.
6 comentarios:
PRIII!
Y? cómo sigue?
Obvio. Está esperando que le contestes lo que quiere escuchar!
PRIIIIIIIIIIIII
ay noooooo, quien es el que llamo, el del otro día, mi Dior que no salga!
que lo mande a freír churros!
Un viernes a la noche cualquier plan es mejor que ningún plan.
Estoy llegando de uno de esos ^^
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